LOS ÁNGELES — Las reformas a la Constitución aprobadas el jueves por el Congreso de El Salvador permitirán que Nayib Bukele, si lo desea, se perpetúe en el poder. Su partido, Nuevas Ideas (NI), presentó la iniciativa de habilitar la reelección sin límites y fue respaldada por 57 de los 60 parlamentarios.
Estas reformas incluyen extender el mandato de 5 a 6 años, eliminar la segunda vuelta electoral y reducir el periodo presidencial actual, las cuales fueron rechazadas por los dos diputados del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y la diputada del partido Vamos.
“Hoy estamos haciendo historia: el poder ha regresado al único lugar al que verdaderamente pertenece… al pueblo salvadoreño”, afirmó Suecy Callejas, vicepresidenta del Congreso y diputada por NI.
“Las cuatro reformas constitucionales que presentamos hoy no son una imposición, son una elección. Una elección libre, soberana y legítima, tomada por quienes siempre debieron tener la última palabra: el pueblo”, agregó.
Además, se impulsa una disposición transitoria para que el más reciente periodo presidencial de Bukele, el cual inició el 1 de junio de 2024 y está programado para concluir el 1 de junio de 2029, finalice “anticipadamente”, el 1 de junio de 2027, con el propósito de unificar las elecciones presidenciales, legislativas y municipales.
Lo que se ha logrado es una confirmación de que la “verdadera democracia” se construye con hechos, dijo Ernesto Castro, el presidente del Congreso y diputado de NI, en una publicación en la red social X.
“Acompañaré al presidente Nayib Bukele hasta el final. Y si mañana dijera que debemos comenzar de cero, lo volvería a apoyar al 100%, porque creo en su fuerza, en su coraje y en el profundo amor con el que sostiene este proyecto que está cambiando a nuestro país”, añadió Castro.
La ratificación obedece al mandato constitucional que se tomó en abril de 2024, cuando se aprobó un cambio en el artículo 248 de la Carta Magna para facilitar reformas constitucionales sin necesidad de tener que esperar a la siguiente legislatura, como se incluyó en la Constitución vigente desde 1983.
Pero con la modificación se permitirá cambiar el texto constitucional en una sola legislatura con 45 de los 60 votos —tres cuartas partes— en una sola sesión plenaria. La reforma entrará en vigor 8 días después de que sea publicada en el Diario Oficial.
“La situación de esta noche es tan grave que ustedes no se dan cuenta lo que trae una reelección indefinida: trae acumulación de poder y debilita la democracia (…) existe corrupción y clientelismo porque aumenta el nepotismo y se frena la democracia y la participación política”, manifestó Marcela Villatoro, diputada de Arena.
El mandatario ha dicho de sí mismo que es “el dictador más cool (genial) del mundo mundial”, un mensaje irónico dirigido a las críticas que generó cuando decidió ser elegido para un segundo mandato, que inició el 1 de junio de 2024, en contra de las disposiciones de la Constitución.
“Adiós a la democracia en El Salvador”, escribió Carlos Mancía en la red social X, entre la lluvia de cuestionamientos por las reformas.
La usuaria QueenLiz no se sorprendió por los cambios a la Constitución, porque a su juicio era cuestión de tiempo para que estas modificaciones se materializaran. “Salieron peor que los mismos de siempre estos puya botones”, escribió.
La Corte Suprema de Justicia, repleta de magistrados seleccionados por los aliados de Bukele en el Congreso, dictaminó en 2021 que el mandatario podía buscar su segundo mandato. En 2024 el publicista se impuso en las urnas con el 84.6% de los votos.
Aunque la Constitución prohíbe la reelección, el alto tribunal interpretó en su resolución que uno de sus artículos permite la participación del presidente en los comicios por segunda ocasión, y que sería el pueblo el que tomara la decisión en las urnas.
En un comunicado, la organización Acción Ciudadana condenó las reformas a los artículos 75, 80, 133, 152 y 154 de la Constitución al considerar que es “un paso más en la consolidación del autoritarismo en El Salvador”, pues interpretan que la reelección indefinida “no busca dar poder al pueblo, ni ahorrar fondos públicos, por el contrario, su objetivo real es perpetuar al presidente en el poder”.
“Con esta reforma, en El Salvador está prácticamente cerrada la vía electoral como mecanismo para la alternancia democrática del poder”, apuntó el organismo de la sociedad civil.
En la actualidad, en América Latina se permite la reelección consecutiva en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia y Ecuador, pero solo por un periodo adicional; en cambio, la reelección indefinida se permite en Venezuela desde 2009 y en Nicaragua desde 2014.
“La democracia no murió hoy en El Salvador, murió el 1 de mayo de 2021 cuando el gremio de abogados guardó silencio ante los infames atropellos a la Constitución y la comunidad internacional nos dejó solos”, publicó el Centro de Estudios Jurídicos de El Salvador en las redes sociales.
Estas reformas ocurren pocas semanas después de que más de 40 periodistas se fueran al exilio ante el temor de ser apresados por ejercer el oficio, luego de que defensores y activistas de derechos humanos fueran encarcelados como es el caso de los abogados Ruth Eleonora López (18 de mayo) y Enrique Anaya (7 de junio); antes de ellos fueron arrestados el líder comunitario y pastor José Ángel Pérez, presidente de la Cooperativa El Bosque, junto al abogado Alejandro Henríquez (12 de mayo).
Las detenciones fueron condenadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) porque consideran que son “una forma de represalia” por las denuncias y críticas que esos activistas han hecho al Gobierno por las violaciones a los derechos humanos durante el régimen de excepción y los abusos en las cárceles.
Antes de Bukele, el último en perpetuarse en el poder fue el general Maximiliano Hernández Martínez, quien asumió como vicepresidente de El Salvador en 1931 y fue el autor intelectual del golpe de Estado en diciembre de ese año en contra del mandatario Arturo Araujo, asumiendo de inmediato en el cargo de presidente.
Para enquistarse en la silla presidencial, un año antes de las siguientes elecciones depositó el cargo en manos de Andrés Ignacio Menéndez, un general de su plena confianza. En 1935 ganó los comicios sin ninguna oposición, beneficiándose de la infame masacre contra casi 50,000 campesinos indígenas que el perpetró en 1932. Luego se reeligió en 1939 y 1944. En total gobernó por 13 años hasta que una huelga general convocada el 2 mayo de 1944 hizo que renunciara el 8 de mayo de ese año.
Con información de AP.