Durante casi 20 años, María llamaba a su hermana, una enfermera en México, para pedirle consejos sobre cómo manejar su asma y controlar la diabetes de su esposo en lugar de ir al médico en California.

No tenía estatus legal, por lo que no podía obtener seguro médico ni acudía a los exámenes de rutina, confiando en cambio en remedios caseros y, a veces, obteniendo inhaladores de México. Insistió en usar solo su primer nombre por temor a ser deportada.

Las cosas cambiaron para ella y para muchas otras personas en los últimos años, cuando algunos estados gobernados por demócratas abrieron sus programas de seguro médico a inmigrantes de bajos ingresos, independientemente de su estatus legal. María y su esposo se inscribieron el año pasado, el día que comenzó el programa.

Para ella, todo cambió con el programa Medi-Cal de California, pues la tranquilidad de contar con un seguro la llevó a enfermar menos.

Al menos siete estados y el Distrito de Columbia han ofrecido cobertura para inmigrantes principalmente desde 2020. Pero California, Illinois y Minnesota han dado marcha atrás, cancelando o limitando la cobertura para cientos de miles de personas que no están legalmente en Estados Unidos.

Los programas costaron mucho más de lo que las autoridades habían proyectado, en un momento en que los estados enfrentan déficits multimillonarios ahora y en el futuro. En Illinois, los inmigrantes adultos de 42 a 64 años sin estatus legal han perdido su atención médica, ahorrando al estado un estimado de 404 millones de dólares. Todos los inmigrantes adultos en Minnesota se han quedado sin acceso al programa estatal, generando un ahorro de casi 57 millones. En California, nadie perderá automáticamente la cobertura, pero las nuevas inscripciones para adultos se detendrán en 2026 para ahorrar más de 3.000 millones de dólares en varios años.

Los recortes en los tres estados fueron respaldados por gobernadores demócratas que alguna vez defendieron la expansión de la cobertura médica para los inmigrantes.

Esta semana, el gobierno del presidente Donald Trump compartió con funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) las direcciones, etnias y datos personales de todos los beneficiarios de Medicaid. Veinte estados, entre ellos, California, Illinois y Minnesota, han demandado.

Varios proveedores de atención médica dijeron a The Associated Press que todo, especialmente el miedo a ser arrestadas o deportadas, impide que las personas busquen atención. Y los estados podrían tener que gastar más dinero en el futuro porque los inmigrantes evitarán la atención médica preventiva y terminarán acudiendo a hospitales de la red pública.

María se siente cada vez más presionada debido a la incertidumbre que sufren todas las personas que están en Estados Unidos sin autorización legal.

“La gente va a morir”

Las personas que dirigen clínicas de salud gratuitas y comunitarias en California y Minnesota afirman que los pacientes que ingresaron a los programas estatales de Medicaid recibieron reemplazos de rodilla y procedimientos cardíacos, y fueron diagnosticados con condiciones graves como cáncer en etapa avanzada.

CommunityHealth es una de las clínicas gratuitas más grandes del país y da servicio a muchos inmigrantes sin seguro y con seguro insuficiente del área de Chicago que no cuentan con otras opciones de tratamiento. Entre ellas están las personas que perdieron la cobertura el 1 de julio, cuando Illinois canceló su Programa de Beneficios de Salud para Adultos Inmigrantes, que atendía a unas 31.500 personas de entre 42 y 64 años.

Una de las trabajadoras comunitarias y coordinadora de atención de CommunityHealth dijo que los pacientes de Europa del Este con los que trabaja comenzaron a preguntar lo que significaba el cambio para ellos. Señaló que muchos tampoco hablan inglés y no tienen transporte para llegar a las clínicas que pueden tratarlos. La trabajadora habló con la AP bajo condición de anonimato para proteger la privacidad de los pacientes.

Health Finders Collective, en los condados rurales de Rice y Steele de Minnesota, al sur de Minneapolis, atiende a pacientes de bajos ingresos y con seguro insuficiente, incluidas grandes poblaciones de inmigrantes latinos y refugiados somalíes. El director ejecutivo Charlie Mandile dijo que ha visto cómo los pacientes se apresuran para programar citas y procedimientos antes de que 19.000 personas de 18 años o más se queden sin seguro a fin de año.

Las clínicas de salud gratuitas y comunitarias de los tres estados dicen que seguirán atendiendo a los pacientes independientemente de la cobertura del seguro, pero eso podría volverse más difícil después de que el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (DHHS, por sus siglas en inglés) decidiera restringir este mes los tratamientos que los centros de salud calificados a nivel federal pueden proporcionar a las personas sin estatus legal.

La directora ejecutiva de CommunityHealth, Stephanie Willding, dijo que siempre le preocupó la estabilidad del programa porque estaba completamente financiado por el estado, “pero, sinceramente, pensamos que ese día estaba mucho, mucho más lejos”.

“La gente va a morir. Algunas personas no recibirán tratamiento”, dijo Alicia Hardy, directora ejecutiva de las clínicas CommuniCARE+OLE de California, refiriéndose a los cambios en Medicaid del estado. “Es difícil ver el aspecto humano en la toma de decisiones que ocurre ahora mismo”.

Un portavoz del Departamento de Salud de Minnesota dijo que la cancelación del programa del estado disminuirá el gasto de MinnesotaCare a corto plazo, pero reconoció que los costos de atención médica aumentarían en otros lugares, incluida la atención no compensada en los hospitales.

La presidenta de la Cámara de Representantes de Minnesota, la republicana Lisa Demuth, dijo que el programa del estado no era sostenible.

“No se trataba de intentar no ser compasivos o de no preocuparse por la gente”, dijo. “Cuando miramos el presupuesto estatal, no había dinero para apoyar lo que se aprobó y lo que se estaba gastando”.

Demuth también señaló que los niños seguirán teniendo cobertura, y los adultos que carecen de estatus legal permanente pueden comprar un seguro médico privado.

A los proveedores de atención médica también les preocupa que las personas con enfermedades prevenibles no reciban tratamiento y eviten atenderse hasta que terminen en salas de emergencia, donde la atención estará disponible de conformidad con la ley federal.

Uno de esos hospitales públicos, Cook County Health en Chicago, trató a unos 8.000 pacientes del programa de Illinois el año pasado. El doctor Erik Mikaitis, director ejecutivo del sistema de salud, dijo que hacerlo generó 111 millones de dólares en ingresos.

Pero anticipó que otros proveedores que facturaron a través del programa podrían cerrar, y agregó: “Las cosas pueden volverse inestables muy rápidamente”.

Las cuotas mensuales y las políticas federales crean barreras

Los legisladores estatales dijeron que los cambios en Medi-Cal de California se deben a problemas presupuestarios: este año hay un déficit de 12.000 millones de dólares, y se prevén déficits mayores en el futuro. El mes pasado, los líderes demócratas del estado acordaron detener las nuevas inscripciones a partir de 2026 para todos los adultos de bajos ingresos sin estatus legal. Las personas menores de 60 años que permanezcan en el programa tendrán que pagar una cuota mensual de 30 dólares en 2027.

Los estados también se preparan para el impacto de las políticas federales. Los recortes a Medicaid y otros programas en el reciente proyecto de ley de impuestos y gastos incluyen una reducción del 10% a la parte federal de los costos de expansión de Medicaid para los estados que ofrecen beneficios de salud a los inmigrantes a partir de octubre de 2027.

Las autoridades de salud de California estiman que unas 200.000 personas perderán la cobertura después del primer año completo de inscripción restringida, aunque el gobernador Gavin Newsom sostiene que aun con los retrocesos, California ofrece la cobertura de atención médica más amplia para adultos pobres.

Con cada nueva factura, María debe cambiar los cálculos mensuales para llegar a fin de mes. Cree que muchas personas no podrán pagar las primas de 30 dólares mensuales y, en cambio, volverán a la automedicación u omitirán el tratamiento por completo.

Señaló que la expansión de Medi-Cal fue un gran triunfo, pero que ahora hay un retroceso a una situación peor.

El miedo y la tensión por las redadas de inmigración también cambian el comportamiento de los pacientes. Los proveedores dijeron a la AP que, a medida que aumentaron las redadas de inmigración, sus pacientes solicitaban más citas virtuales, no asistían a las consultas rutinarias y no recogían recetas para sus padecimientos crónicos.

María tiene la opción de mantener su cobertura. Pero está sopesando la salud de su familia contra el riesgo de lo que han construido en Estados Unidos.

Para ella, será muy difícil decidir si permanece o no en el programa. Si su esposo enferma y su vida está en riesgo, tendrán que elegir su vida, afirmó.

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