Los estudios aprovechan que el sol sigue brillando para colocar en vitrina sus tesoros más preciados, y no hay nada que vaya mejor con el verano que una superproducción de superhéroes cuya meta sea destronar a la del vecino en discordia. Por fortuna, la cartelera es lo suficientemente amplia como para darle también cabida a títulos menos competitivos.

Los cuatro fantásticos: primeros pasos

Director: Matt Shakman

REPARTO: Pedro Pascal, Vanessa Kirby, Ebon Moss-Bachrach

Género: Superhéroes / Acción

Nunca me he sentido particularmente interesado en este cuarteto, pese a que no la pasé mal de chico viendo la versión original en dibujos animados de Hanna-Barbera; y esa falta de interés no se había visto alterada por lo que había sido hasta ahora la intervención de los mismos sujetos en el mundo del cine, a través de tres películas que me resulta difícil recordar (aunque, valgan verdades, me encantó Jessica Alba como Susan Storm, pero simplemente porque me encanta Jessica Alba).

Por ese lado, era particularmente interesante para mí saber si la nueva entrega, ‘reboot’ o como quieran llamarla podía no devolverme una fe que nunca tuve, sino generar algún tipo de exaltación ante la adaptación de las aventuras de unos personajes que, a fin de cuentas, fueron creados por Jack Kirby y Stan Lee, es decir, los artistas que le dieron vida a Hulk, uno de mis personajes favoritos.

No dejaba de llamarme la atención que el filme hubiera sido encomendado a Matt Shakman, un realizador que tenía ya una amplia experiencia como director de series televisivas cuando alcanzó la maestría gracias a la memorable “WandaVision” (2021). Y tampoco me molestaba, por supuesto, que el estudio hubiera colocado al frente del reparto al cotizado actor de origen chileno Pedro Pascal, por el que siento naturalmente simpatía pese a que, hasta el momento, sus representantes se han negado a que lo entreviste.

En todo caso, la elección del cineasta queda completamente justificada desde el inicio de la cinta, que se desarrolla en una realidad paralela claramente ambientada en la estética ‘kitsch’ de los años 60, es decir, la que el mismo Shakman empleó de manera brillante en la serie citada, aunque, por supuesto, el proyecto actual le permitió amplificar considerablemente la mirada debido al presupuesto multimillonario que se le otorgó.

Pese que ninguno de los actores destaca realmente por encima del otro, la relación más interesante es la que se desarrolla entre Susan Storm y Reed Richards, interpretados por Vanessa Kirby (“Pieces of a Woman”) y Pascal, quienes tienen un relación de pareja ideal hasta que se enfrentan a la llegada de un nuevo integrante en la familia y a decisiones morales complejas.

En ese sentido, el sudamericano, que no tiene mucho hecho que hacer en la primera parte de la película, empieza a destacar particularmente en la segunda, cuando tiene que lidiar no solo con su nuevo rol como padre, sino también con su aparente inhabilidad para resolver esos problemas vinculados a la protección de la Humanidad entera que dominaba anteriormente por completo.

Aquí, la amenaza principal a la que se enfrentan nuestros amigos tiene un carácter extraordinario, ya que se trata de Galactus, un ente de proporciones gigantescas que es presentado de manera convincente con CGI y que, más que ser un villano tradicional, es una suerte de fuerza de la Naturaleza. Para fines de esta historia, se encuentra respaldado por una Silver Surfer femenina (Julia Garner), que parece inicialmente indiferente ante el sufrimiento ajeno pero va revelando poco a poco aspectos humanos interesantes.

En el plano de los efectos especiales, el asunto funciona de maravilla, sobre todo porque los trucos visuales no resultan invasivos y fluyen naturalmente en medio de unas escenas de pelea que se encuentran bien filmadas y que, del mismo modo, no tratan nunca de ser excesivas.

Uno de los aspectos más positivos de “First Steps” es que, a diferencia lo que sucede con un número demasiado grande de producciones de MCU, no depende en absoluto de otros títulos de la misma franquicia, lo que quiere decir que puede ser vista sin haber tenido que apreciar ninguna cinta o serie del pasado reciente.

El asunto va a cambiar, lamentablemente, porque se sabe ya que sus protagonistas estarán presentes en la próxima “Avengers: Doomsday”; pero, por el momento, gocemos de lo que nos ofrece este eficiente producto comercial, que dura sorprendemente una hora y media -o sea, poco para lo que se esperaba- y que acierta al asumir ese tono de ‘regreso a las raíces’ que, curiosamente acababa de ser planteado en la nueva entrega de “Superman”, producida por el estudio de la competencia. ¿Será una casualidad?

NUBE

Director: Kiyoshi Kurosawa

REPARTO: Masaki Suda, Kotone Furukawa, Daiken Okudaira

Género: Thriller psicológico

No está relacionado directamente a Akira Kurosawa, el legendario cineasta que nos dejó en 1998, pero ha labrado una merecida reputación como autor de películas marcadas por su complejidad psicológica y por los dilemas morales que enfrentan sus personajes, como fue el caso de “Cure” (1997), centrada en un detective involucrado en una investigación criminal de largo alcance.

Sin ser un trabajo excepcional, “Cloud”, que se estrena esta semana en el Landmark Nuart de West Los Angeles, es una muestra clara de que, a los 70 años de edad, (este) Kurosawa maneja todavía con maestría las claves esenciales de su estilo y de que, además, ha sabido adaptarse con destreza a las circunstancias que afectan a las generaciones actuales.

En este caso, la conexión con lo contemporáneo se establece desde el inicio, porque el protagonista de la historia, Yoshii (Masaki Suda), es un joven ambicioso que trabaja de día en una fábrica, pero que pone sus mejores esfuerzos en la reventa de mercancía de dudosa procedencia a través de internet y que, luego de empezar a recibir sustanciosas ganancias, decide dedicarse solo a esto.

La primera parte del filme lo encuentra metido de lleno en una empresa que parece inicialmente digna y que le permite mantener la relación que tiene con su hermosa novia Akiko (Kotone Furukawa); pero, poco a poco, y ser totalmente consciente de ello, Yoshii se involucra con personajes de moral ciertamente dudosa y despierta la ira de los desconocidos que se sienten engañados tras hacer tratos con él.

Los sentimientos de ansiedad y de paranoia que comienza a experimentar el protagonista a medida que el negocio se le sale de las manos funcionan durante la mayoría del metraje para el desarrollo de un drama de interiores firmemente vinculado a las actividades en línea.

Sin embargo, lejos de conformarse con ello, Kurosawa abre de pronto la narrativa para insertarse en terrenos de la acción donde no faltan los estallidos de violencia, y que si bien conducen a algunas situaciones que desafían la credibilidad, ofrecen a cambio un relato en el que abundan el humor negro, la violencia y hasta unos inesperados coqueteos con el “Reservoir Dogs” de Quentin Tarantino. Vayan a verla.

DIECINUEVE

Director: Giovanni Tortorici

Departamento: Manfredi Marini, Vittoria Planeta, Dana Giuliano

Género: Drama de adolescencia

En el plano puramente cinéfilo, “Diciannove”, que se estrena este viernes en el Laemmle Monica Film Center y en el Laemmle Glendale, es un filme que llama la atención desde que se sabe que fue dirigido y escrito por un ‘protegé’ directo de Luca Guadagnino, el gran cineasta responsable de títulos tan distinguidos como “Call Me by Your Name” (2017), “Bones and All” (2022) y “Challengers” (2024).

“Diciannove”, la ópera prima de Giovanni Tortorici -siciliano como Guadagnino-, merece ser vista, ya que puede llegar a ser muy frustrante, pero justifica la generación de dicho estado emocional al ser un trabajo que intenta reflejar con fidelidad la confusión que se produce durante la adolescencia.

En ese sentido, responde realmente al título que maneja, -que es, por supuesto, “Diecinueve” en español- al ser un conjunto de viñetas sobre la vida de un adolescente inspirado en el mismo Tortorici que tiene tantas ambiciones como inseguridades y cuya fortuna final no es nunca revelada en una película que, por su parte, no pretende dar respuestas.

El desarreglo narrativo puede confundir a más de un espectador, y el hecho de que el protagonista -un jovencito de Palermo fascinado por la literatura italiana del siglo 19 que responde al nombre de Leonardo- no sea necesariamente simpático complica más los trámites; incluso por ese lado, el director adopta una tendencia provocativa que no le caerá bien a todo el mundo (circunstancia que, por supuesto, no le debe quitar el sueño).

Sea como sea, y más allá de lo cuestionable que pueda resultar, Leonardo no deja nunca de ser un personaje interesante, incluso -¿o sobre todo?- cuando aboga por la moralidad tras incurrir en toda clase de desvaríos y después de que su conducta revela los marcados conflictos que tiene con su identidad sexual.

Tortorici, por su lado, lo filma recurriendo a diferentes técnicas visuales que van desde un estilo absolutamente realista hasta uno completamente experimental, con la finalidad aparente de mostrar la confusión que atraviesa su alter ego (y, probablemente, con la intención adicional de echarle más leña al fuego).

Shoshana

Director: Michael Winterbottom

REPARTO: Douglas Booth, Irina Starshenbaum, Harry Melling

Género: Drama biográfico / Thriller

Si la relación original entre los británicos y los judíos de Palestina que dio como resultado la creación del estado de Israel es un tema que te interesa, resultará conveniente que veas “Shoshana”, un apasionante ‘thriller’ histórico que se ubica justamente en esa etapa con la finalidad de revisar el concepto, aunque le da también pie de manera indirecta al interminable conflicto de los segundos con la población de origen árabe.

Basándose en hechos reales, el experimentado y prolífico director inglés Michael Winterbottom (“24 Hour Party People”, “The Road to Guantanamo”) nos lleva a la Tel Aviv de fines de los ‘30 (aunque filmó realmente en la ciudad de Apulia, Italia) para contar una historia ciertamente compleja y arriesgada en vista de los sucesos actuales; y aunque evita constantemente ponerse de uno u otro lado, describe con claridad una situación que era insostenible desde el inicio y que ha estado marcada desde entonces por la violencia.

La persona que le da nombre al filme, brillantemente interpretada por la rusa Irina Starshenbaum, es hija de un sionista socialista ya fallecido que insistía en la convivencia pacífica entre judíos y árabes; pero su círculo cercano respalda estrategias mucho más agresivas que se plasman frecuentemente en devastadores ataques terroristas.

Ella es también una mujer joven, hermosa, liberada e intelectual a la que no le faltan pretendientes locales, pero que se encuentra envuelta en una relación amorosa con Tom Wilkin (Douglas Booth), un amable policía inglés, lo que complicará todavía más las cosas.

“Shoshana” -tanto el filme como en el personaje- tiene mucho en su plato. En una escena temprana, es acosada en la calle por judíos amenazantes que le reclaman el hecho de estar con un extrajero y no con uno de ellos; en una posterior, toma una decisión radical que contradice su supuesta postura pacifista. Y llega incluso un momento en el que desaparece temporalmente de la pantalla para permitir el desarrollo de ciertos personajes secundarios que podrían haber sido mejor tratados en un formato televisivo largo.

Sin embargo, pese a que los tópicos que plantea son demasiados ambiciosos para el metraje que emplea -dura dos horas, lo que es poco para una empresa de esta clase-, la cinta de Winterbottom es una reconstrucción fascinante del origen de un país cuya suerte fue finalmente decidida no por quienes se quedaron en él y en sus alrededores, sino por el colonialismo británico. Y además de hacer gala de un impresionante diseño de producción, se encuentra hermosamente filmada.

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