El cerebro de la bestia

Soberanía Alimentaria y Biotecnología

El cambio climático es más rápido que la selección artificial tradicional. Las plantas comestibles comienzan a ser afectadas por las temperaturas extremas. En estas circunstancias sería apropiado apoderarse de la tecnología para hacer frente a este problema mundial.  Sin embargo tenemos muchos detractores. En la mayoría de los casos posturas contradictorias. Un ejemplo es el concepto de soberanía alimenta, cuyos exponentes rechazan a la ciencia y a su tecnología. El problema no es el concepto, sino que lo han transformado en un dogma, y como dogma termina en un callejón sin salida. Quienes sufren y sufrirán más al cambio climático son los pequeños productores, y estos tendrían que ser los primeros en poder acceder a la tecnología de punta.  A esto se lo denomina democratización. Los críticos hacen referencia a que está en manos de multinacionales. La realidad es que se realiza en toda área de ciencias duras de toda universidad considerada medianamente seria y en los institutos tecnológicos de cada país. Además debemos agregar que los que se oponen a la biotecnología son los que terminan favoreciendo los monopolios, al no permitir a sus estados crear y distribuir nuevas variedades, quedando el poder en las grandes compañías. Si esta postura hippie terminara triunfando por sobre el conocimiento, el final, en algunas pocas décadas, sería catastrófico, principalmente para los más desprotegidos. En términos generales, también una catástrofe económica de una comunidad y/o país. No solo por el cambio climático. El país que no adopte el mejoramiento genético de vanguardia, quedará en el olvido agrario en el espectro internacional. Un ejemplo es el decreto presidencial que ha firmado Trump para acelerar las aprobaciones de productos biotecnológicos en una carrera mano a mano con China, que en estos últimos años presenta grandes avances en la materia.  Aquí vemos otra contradicción del concepto de soberanía alimentaria y quienes la promueven; Mientras las grandes potencias mundiales se hacen del poder tecnológico, las pequeñas quedarán atadas a la dependencia y al abastecimiento desde el exterior.

En la India se ha producido una revuelta de los pequeños agricultores. Estos quieren sembrar la berenjena transgénica bt, aludiendo mayor productividad y la utilización de menos agrotóxicos. Mientras tanto, según Alianza para la Ciencia de la Universidad de Cornell, Vandana Shiva los quiere meter presos. Vandana Shiva, icono de la izquierda posmoderna occidental, que cobra  miles de dólares por sus conferencias, que pertenece  a la clase alta de la India, y que defiende las castas sociales. Engatusa con su espiritualidad, y hace olvidar a nuestros hippies de clase media y alta  de las grandes diferencias sociales y del hambre de ese país. Miente, miente, como mintió sobre los suicidios de la India cuando los atribuyó a la comercialización de semillas transgénicas. Algo que ha sido desmontado pero aún se mantiene como un hecho real en las cabezas de muchos. La berenjena bt no es de Monsanto (Bayer), ni tampoco es un capricho de los productores más pobres de la India. Lo que ocurre es que se han enterado de lo sucedido en Bangladesh. Allí se ha distribuido la semilla, aumentando la productividad, los ingresos, y reduciendo los agrotóxicos hasta en un 92%.  La berenjena Bt tiene una autoprotección, y esto hace que se necesiten mucho menos plaguicidas. Al igual que en la India, en Bangladesh hay agricultores muy pobres, que no tienen ni siquiera calzado para trabajar.  Las semillas están libres de patentes para estos agricultores.

Medio ambiente, sustentabilidad y calidad de vida:

Los transgénicos no son la última novedad en ingeniería genética. La edición genética con CRISPR ya está haciendo la diferencia. En una carta de miles de científicos al parlamento europeo, en Julio de este año, solicitaron no colocar en la misma bolsa a los transgénicos y al CRISPR, y advirtieron, que Europa podría dirigirse a una agricultura primitiva. Desde hace décadas los científicos hablan del cambio climático, y la respuesta de los políticos no ha sido la esperada en cuanto a las políticas aplicadas. La pregunta es si seguirán ignorando a la ciencia, ahora ignorando a la biotecnología.

Esta técnica puede:

Dar más follaje
Dar más frutos
Dar más nutrientes
Dar más resistencia a temperaturas extremas
Una autoprotección (Menos agrotóxicos)
Utilización de menos agua
Y efectos colaterales como menos uso de combustible fósil

Ejemplos de técnica CRISPR:

Lechuga domesticada: Van a su ancestro silvestre y secuencian su genoma (Fue encontrada al costado de una gasolinera en EEUU, la científica llevó semillas a su laboratorio). Identifican los genes que hacen que la planta no necesitara ser regada, Luego van a la lechuga domesticada y le activan ese gen que está apagado. A partir de ese momento la lechuga necesitará menos agua y resistirá altas temperaturas, igual que la silvestre.

American Seed Trade Association:

Tomates: Van a su ancestro, identifican los genes que generan una autoprotección contra plagas. Luego van a los domesticados, y los activan. A partir de ese momento se reduce la utilización de agrotóxicos por tener una autoprotección. La técnica también puede ser usada para aumentar el follaje o fruto y sus nutrientes.

Michigan State University

Parecería que de repente nos hemos olvidado que venimos modificando los alimentos hace 10.000 años a través de la selección artificial, y también nos olvidamos que incluso la naturaleza realiza su modificación genética (selección natural). La selección artificial ha tomado desde el inicio de la agricultura diversas técnicas en busca de mejoras en las plantas. La zanahoria, se remonta a 5000 años, en Afganistán. Era una raíz muy delgada que de a poco se fue alterando con la mano del ser humano. De varios colores; amarillo, púrpura, blancas. En medio oriente estas variedades se comercializan mucho. Las naranjas, las 4 variedades más conocidas por estos lados, son de los holandeses, de su creación. El maíz, vaya historia, presentando una variedad genética monumental. Su ancestro silvestre es el Teosinte. ¿Por qué los humanos le dieron importancia a una pequeña espiga que tenía unas semillas tan duras como para romper los dientes del más valiente? ¿Cómo la consumían? Una de las hipótesis es que las llevaban a fuego. Sí, palomitas de maíz. La arqueología unida a la genética. El tomate, una baya amarilla de Chile, que fue distribuida más al norte, y que su gran modificación genética la realizaron los europeos, cuando fue transportada por Hernán Cortés. A Uruguay llegó como una pulpa roja del tamaño de una mano con los primeros inmigrantes Italianos. Nada de lo que crece en una quinta crece en la naturaleza.  Esas plantas no sobreviven por sí solas.  En la naturaleza solo podemos ver a sus antepasados silvestres. El  CRISPR es otra técnica de modificación genética, mucho más avanzada y precisa. Pero al ser realizada en laboratorios, por ese simple hecho, es rechazada. Un absurdo total.

Mientras tanto la izquierda se niegue a la ciencia y la tecnología agraria-nutricional, la soberanía alimentaria será un cuento político que perjudicará a los más necesitados cuando estos se encuentren aislados con técnicas en desuso y sin efectividad ante las condiciones climáticas ambientales y la competitividad. La soberanía alimentaria debería tener otros referentes que los actuales, y que enfaticen en la distribución de la tierra, y a la vez dotar a esos pequeños productores de tecnología de vanguardia;  semillas producidas por la biotecnología en instituciones del país, apostando a un desarrollo integral.

Todos hemos pasado por etapas dogmáticas, de catequesis ideológicas de la posverdad. No somos ninguna excepción.  Pero si va por la ciencia y en busca del conocimiento, tiene que tener presente que muchas de sus creencias serán derribadas y tendrá una lucha personal. El callejón y sus muros no son muy altos, es por eso que tenemos que seguir construyendo escaleras a través de la divulgación en aras de la sustentabilidad alimentaria y la calidad de vida del ser humano y del planeta.